Marc de referència

El protagonismo creciente de los gobiernos locales como agentes de desarrollo y de cooperación al desarrollo

4. Las tendencias demográficas mundiales para los próximos años están marcadas por un fuerte incremento de la población mundial y, vinculada a este hecho, la aceleración de los procesos de urbanización, con especial incidencia en los países en desarrollo. Se prevé que en las próximas décadas gran parte del crecimiento urbano estimado se dará en los países con rentas más bajas. Así pues, se calcula que para el año 2030 dos terceras partes de la población mundial vivirán en asentamientos urbanos y se constata que gran parte de este crecimiento se está produciendo en Asia, África y América Latina. Esta realidad impone desafíos muy importantes a las ciudades y a las conurbaciones urbanas del Sur en términos de equidad y cohesión social, articulación territorial y planificación urbana, sostenibilidad y provisión de bienes públicos que van desde el acceso al agua hasta la seguridad ciudadana. Al mismo tiempo, esta realidad convierte a las ciudades y a las conurbaciones urbanas en protagonistas de primer orden en la agenda de la promoción del desarrollo humano sostenible en clave global y local, tal como queda explícitamente recogido en la reciente Declaración resultante de la Cumbre de Río+20 y tal como recogen las diferentes contribuciones y debates que se dan en el marco de la agenda del desarrollo post-2015.

5. Junto con el proceso de urbanización acelerado, en los últimos años se han dado procesos de descentralización importantes en muchos países en desarrollo, vinculados a la tercera ola de democratización. En este contexto, la sociedad civil, articulada en torno a reivindicaciones elementales como el derecho al agua potable o a una vivienda digna, ha logrado un alto nivel de organización y en muchos casos ha propiciado que las administraciones locales adopten políticas favorables hacia estos sectores. Es así como los gobiernos y autoridades locales se erigen, también, en motores de cambio y agentes de transformación social que pueden hacer que los procesos de urbanización acelerada se den de manera más ordenada, equitativa y sostenible. El reconocimiento de este protagonismo como agentes de cambio y de provisión de bienestar en el territorio ha quedado recogido por diferentes organismos internacionales multilaterales como Naciones Unidas mediante programas como Art-PNUD y agencias como UN-Habitat.

6. Este creciente reconocimiento como agentes de desarrollo ha ido de la mano de la presencia también en aumento de las ciudades y los gobiernos y autoridades locales en la arena internacional. Los gobiernos y autoridades locales se han convertido en actores de pleno derecho en las relaciones internacionales, y su incorporación en la arquitectura internacional de ayuda y gobernanza global ha pasado a ser una realidad en un mundo cada vez más interdependiente, multipolar y complejo, en el que la gobernanza multinivel define las nuevas maneras de gobernar y hacer frente a retos globales y locales. El reconocimiento de este papel queda claramente expresado en el Partenariado para la Eficacia de la Cooperación al Desarrollo que resulta del 4º Fórum de Alto Nivel de Busan. En el mismo sentido, el creciente papel de gobiernos y autoridades locales en las relaciones internacionales ha redundado en la aparición de redes internacionales de gobiernos locales y ciudades como CGLU, Metropolis, Medcités o Platforma, junto con su importante tarea de incidencia en los foros internacionales promovidos por la OCDE, Naciones Unidas o la Unión Europea.

7. La realidad de la cooperación descentralizada catalana es un claro ejemplo de cómo las acciones de solidaridad de la sociedad civil, de los años 80 y del movimiento 0,7 % en los 90, propiciaron un fuerte protagonismo de los actores locales como agentes de cooperación al desarrollo. Una expresión clara de esta realidad es la creación del Fondo Catalán de Cooperación al Desarrollo a mediados de los años 80 y la aprobación de la Ley catalana 26/2001 de Cooperación al Desarrollo, que da cobertura normativa a las diferentes expresiones de solidaridad internacional que se dan desde los ayuntamientos democráticos a través de los hermanamientos y desde la sociedad civil catalana. El despliegue institucional que sigue a la aprobación de la ley catalana de cooperación en el ámbito de la Generalitat de Catalunya dota a la comunidad catalana de un marco de referencia para el desarrollo que cristaliza con la creación de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo en 2003.

8. En el contexto actual, esta realidad se ve afectada por varios factores –de orden económico, institucional y social– que impactan en varios sentidos sobre el modelo de cooperación descentralizada y que obligan a su revisión. En efecto, el importante descenso de recursos públicos vinculado a la crisis económica, junto con la revisión del marco competencial de los entes locales impulsada por el gobierno central y el debilitamiento del apoyo social a las políticas públicas de cooperación, definen un escenario de cambio para la cooperación descentralizada catalana. En este contexto, y a la luz de la evolución de la doctrina internacional sobre el desarrollo, la revisión del modelo de cooperación al desarrollo descentralizada supone transitar de un modelo de cooperación vertical, basado en la relación donante–receptor, hacia un modelo de cooperación horizontal basado en la relación entre socios. Fruto de esta revisión, la cooperación técnica basada en la experiencia de la cooperación municipalista adquiere especial relevancia, en la medida en que la nueva perspectiva implica una transición desde una relación de cooperación basada en la transferencia de recursos hacia a una relación de cooperación basada en el intercambio de conocimientos.

9. El AMB cuenta con casi dos décadas de experiencia en el ámbito de la cooperación internacional al desarrollo. En estos años, se ha hecho un recorrido desde unas primeras aportaciones articuladas en base a una partida de cooperación al desarrollo –producto del impulso del movimiento del 0,7 % entre los trabajadores de las entidades metropolitanas– hasta la adopción en 2007 del primer Plan director metropolitano de Cooperación al Desarrollo. El PD 2013-2016 toma, por lo tanto,  como punto de partida la experiencia acumulada durante estos años y, especialmente, durante el primer ciclo de planificación de esta política pública: el trabajo con los municipios metropolitanos, las ONGD, las experiencias de cooperación directa y de cofinanciación con la Unión Europea (RESSOC 2008-2013) y el trabajo desarrollado por las redes que están bajo el paraguas del AMB, como Medcités y Metropolis.

10. El contexto actual viene marcado por un escenario diferente respecto del primer Plan director, dada la aprobación de la Ley 31/2010, de creación del Área Metropolitana de Barcelona. Este cambio en el marco normativo abre una oportunidad institucional para trabajar de forma transversal y coherente en esta política pública y avanzar, durante el próximo ciclo de planificación, en la articulación de una acción estratégica, coordinada e integrada de cooperación internacional al desarrollo entre el conjunto de departamentos y agentes que conviven dentro del AMB. En este sentido, el marco de referencia más inmediato de esta política pública es el que viene definido por el Plan de actuación metropolitano 2011-2015 (PAM), que establece que el AMB debe desarrollar un nuevo modelo de cooperación catalana, metropolitana, municipalista y concertada, basada en el valor añadido del AMB.